viernes, 14 de mayo de 2010

Arrancarte una sonrisa



"Nadie cree en la felicidad. Parece que el hombre no puede ser feliz. Si hablas de tu depresión, de la tristeza, de la infelicidad, todo el mundo se lo cree; parece algo natural. Si hablas de tu felicidad, nadie te cree; parece algo antinatural".Osho


El ser humano, al tener consciencia, se le abren dos puertas, dos caminos: el que conduce a la felicidad y otro más oscuro, el de la infelicidad. Curiosamente son muchos los que optan por la puerta número dos. El camino que hay tras el picaporte es oscuro, lúgubre, pero es un camino recto por el que muchos vagan con los ojos vendados. Es preferible caminar por la vida lamentándose pero seguir los pasos de la masa. Es mejor no cuestionarse nada, quejarse y dejarse llevar...

Sin embargo, la puerta de la felicidad alberga un sendero largo, con muchos giros, con laberintos y flores. ¿Por qué no elegir esta opción? A muchos, aunque les parezca mentira les da pavor adentrarse en la vida. Disfrutar de los rincones, perderse en los laberintos o detenerse a descansar en un simple banco y contemplar la grandeza de la creación. ¿Por qué amar cuesta tanto? ¿Por qué resulta tan difícil ensalzar las virtudes de un compañero o sonreír al entrar cada día al trabajo? No hay nada más especial que una sonrisa. Tal vez hoy te cueste. ¿Demasiado cansado, demasiadas preocupaciones? Yo puedo ayudarte, es fácil. Vamos a empezar. Despeja tu mente.

Yo estoy frente a ti, haciéndote mil monerías. ¿No es suficiente? Vaya, esto es más difícil de lo que creía. Piensa por un momento en una playa, agarrémonos de las manos. Pero fuerte, no permitas que me caiga. Soltemos el peso hacia atrás y comencemos a girar. Claro que te acuerdas, lo hacías de pequeño... Ya te veo borroso. Voy cogiendo velocidad y cierro los ojos para no marearme. Aprieto los dientes. Mi boca se tensa, los ojos se achinan y poco a poco las mejillas se contraen hacia las orejas...¡ya falta poco! Espera, no tan rápido, jajajajaj ¡Ahí está! Caemos al suelo, de la forma más tonta. Lo he conseguido. Estás sonriendo...

Nos tumbamos sobre la arena y te miro de reojo. Sigues en tu mundo, pero te das cuenta, por unos instantes, de que los momentos más simples son los que te hacen escapar de la rutina. Respiras y te giras, me miras y sueltas una sonrisa. ¿Viste? Ya sale sola, sin necesidad de ensayos previos...

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