martes, 24 de abril de 2007

¿Qué es para tí el periodismo? o Autobiografía


¿Cuántas veces me habrán formulado esta pregunta a lo largo de la carrera? La cuestión a estas alturas se convierte ya un tópico, más aún cuando la vida estudiantil pone punto y final, que no punto y aparte...


Aún me pregunto en qué estaban pensando mis padres cuando decidieron llamarme Canto, pero bueno, ese es mi nombre, para algunos divertido, para otros curioso.

Considero haber experimentado una feliz infancia y como los entendidos dicen que eso marca, parece ser que toda la historia comienza ahí. “El Duende del Globo”, de quienes pocos se acuerdan y el programa “Cajón Desastre” forman parte de mis recuerdos. Fue entonces cuando empecé a jugar a ser presentadora, las obras de teatro, los disfraces...

"¡Ay, esta niña va a ser una pinturera!" Comentaban los más viejos de la casa. "Va a terminar en el circo con los quinquilleros". Y no iban muy desencaminados porque esto de la pequeña pantalla se acerca más al concepto de farándula que al puro periodismo que predicó un día Martínez Albertos. Lo cierto es que nunca se me cortaron los límites en el sentido del ridículo y esto ayudó a fraguar mi personalidad. Podía llegar hasta el mercadillo del pueblo con unos tacones de mi abuela y darme un paseo por la plaza al puro estilo Marilyn Monroe con el moquillo colgando y saltando de lado a lado de la calle. Después de ser conocida por las monjitas por mis extravagantes lazos en la cabeza, a estas alturas pienso que la vergüenza se perdió por el camino y me empujó a decantarme por una profesión en el que se impone la personalidad por encima de las capacidades y los individuos curiosos y trabajadores sobre los cerebros privilegiados.
Lejos quedan ya los supuestos, la ignorancia que huele a dulce, la estela de brillo que rodea a las grandes estrellas de la pequeña pantalla. El mundillo cada vez se encuentra más cerca y el velo poco a poco se desvanece. La realidad es cruda. Positiva para un puñado de afortunados y nefasta para una gran mayoría.

El trabajo por amor al arte es bonito en primero de carrera, en segundo notas como quema, a veces arde ¿nadie me valora?, en tercero piensas: "otro verano más a trabajar por la cara" y en 4º resuenan en tus oídos lo que tanto se repite a tu alrededor: "Es que el periodismo está muy mal pagado". A mi cabeza vienen los consejos de mis primeros superiores: "Canto, hazme caso, estás perdiendo el tiempo. Déjalo...Mira, si aún estás a tiempo". Pero es que el buen periodista es testarudo, no deja nada porque sí, tiene que descubrirlo de primera mano.
Si alguien me preguntase: ¿Qué es para ti el periodismo? en este momento diría que lo es todo. Mi máxima dedicación, mi trabajo, mi vocación.

Aun recuerdo los momentos junto a mi abuela, cuando yo a penas levantaba un metro del suelo y me quedaba absorta viendo el telediario. Aun recuerdo esa pregunta: ¿Abuela, tu crees que algún día llegaré a ser como ella? Y aquí estoy, intentando dar respuesta a ese y a otros muchos interrogantes.

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