En los tiempos que corren, cada vez son más las personas que atraídas por falsos mitos, aparcan el desayuno y optan por un simple té o café. Ni se imaginan la barbaridad que cometen evitando el primer placer de la rutina diaria.
Podría alargar el sueño, teniendo en cuenta que mi jornada arranca a las 05:15 de la mañana, pero el estallido de sabores a primera hora de la mañana, me impulsa a cronometrar mi despertador mucho antes.
Desde que suena... los sabores vienen a mi mente, son los que me motivan a poner el primer pie en el suelo. No hay nada mejor que levantarse adormilada, arrancar con una ducha y comenzar a dar vueltas por la cocina como en un vals. Abriendo y cerrando armarios, tomando utensilios y acariciando las frutas de colores. Desde bien pronto, con música suave que nos acompañe, ofrecernos a nosotros mismos los buenos días.
Me encanta sentarme en mi lugar preferido con un buen tazón de frutas, té caliente y sabores variados. En mi interior, comienzo a dar las gracias por todo lo que tengo y el cuerpo responde revitalizándose, dejando las perezas a un lado. Degustando todo lo que he preparado.
Es muy importante comenzar mimándonos, con un buen baño de olores, regalándonos los sabores que tanto nos gustan y que nosotros, mejor que nadie conocemos. No te pierdas una experiencia así y hazte un regalo cada día. ¡No te saltes el desayuno!